El tratamiento térmico de alimentos para animales bajo la forma de mezclas de materias primas harinosas o granulosas permite realizar fórmulas que tienen excelentes calidades nutricionales no limitadas por la granulación clásica.
El producto es sometido a una cocción por medio de la inyección de vapor directa a presión atmosférica y por el calentamiento indirecto a través de la doble envuelta del equipo. Las temperaturas utilizadas son del orden de 60ºC a 100ºC y los tiempos de tratamiento de 30 segundos a 6 minutos.
Al tratamiento térmico propiamente dicho le sigue una operación de secado (-14 %) y de enfriamiento a temperatura ambiente. El producto puede entonces ser almacenado o distribuido
. Además, el tratamiento permite la aportación simultánea de aditivos líquidos (melazas), grasas, etc. La ventaja es la mejor digestibilidad y aprovechamiento de los productos que se obtienen en este proceso, debido a la cocción de las materias que lleva a una gelatinización de los almidones. La otra ventaja más importante es suprimir los gérmenes patógenos.
El tratamiento térmico, en condiciones precisas de temperatura, de tiempo y humedad, permite la eliminación de las salmonelas en los alimentos y en particular los de las aves. Por otra parte, la mejoría de la fluidez limita las posibilidades de desarrollo bacteriano, al evitar retenciones y acumulaciones de producto.